Y brotan los versos, se vierten por mis dedos deslizándose hasta quedar impresos como gotas de agua vital salada mojando el papel al deslizarse por una mejilla marcada en triste gesto. Versos duros, versos tristes, versos amargos y dulces son los que componen una joven vida apenas empezada a saborear por los afilados labios que marcan el rumbo del amor. Y he cambiado las botas por la pluma, los caminos por el papel y las luces por las palabras. Un mundo bitonal en el que solo la música y tú me traéis los colores que deseo. Siento las voces tibias golpear en mis oídos como el sol calentar mi piel desnuda. Siento un ambiente cálido en medio del frío glacial. Y como gato comodón, me acurruco al calor de las voces y me arrullo con su rítmico murmurar. Solo falta una luna a la que maullar el más bello canto, que ni ruiseñor encantado podría soñar. Doy en mezclar el azul de la tinta con la blanca luz del papel como dibujando la luna sobre el cielo, inventándome un mundo en el que solo estamos la luna y yo.